Carlos Alberto Sacheri nació en Buenos Aires el 22 de octubre de 1933, destacándose desde
joven por su capacidad intelectual y sus virtudes
humanas y cristianas. Perteneció en
su niñez
y
adolescencia a la
Acción Católica Argentina. En tiempos
de estudiante
universitario y después durante
diez años, siguió al P. Julio Meinvielle, quien fue su principal
formador, en la lectura y el estudio de Santo Tomás de Aquino. Se graduó en Filosofía en 1957 y en 1961 ganó la
beca del Conseil des Arts du
Canadá, en concurso internacional.
Estudió bajo la
dirección de Charles De Koninck en
la Universidad
Laval de Quebec (Canadá), donde en
1963 obtuvo su Licenciatura en Filosofía, con mención
"Magna Cum Laude" y de Doctor
en Filosofía,
con mención "Suma Cum
Laude" en 1968, con una
tesis sobre “La existence et
nature de la Deliberation”.
Fue profesor
titular de Metodología Científica y de Filosofía Social e integrante
del Departamento
de Sociología
de la
Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la Pontificia Universidad Católica Argentina; profesor titular de Filosofía y de Historia
de las
Ideas Filosóficas y Director
del Instituto de Filosofía de la Justicia de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Buenos Aires;
profesor de Ética y de Filosofía
Social del Institute de Philosophie Comparée de París; profesor de Filosofía
Social y de Teoría de los
Valores en la Universidad Laval, en Quebec (Canadá);
de la
Universidad Católica Andrés Bello, en Caracas
(Venezuela) y principal propulsor de la
Sociedad Tomista Argentina, de la que era Secretario. Actuó También como Coordinador General
del Instituto de Promoción
Social Argentina y como presidente de la Obra de
la Ciudad
Católica. En 1970, fue nombrado
Secretario Científico del CONICET (Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), del que era
Investigador Principal. En 1974 fue designado Coordinador General del Ingreso
Único a la Universidad Nacional de Bs. As.
Prolífico conferencista
y formador de jóvenes dentro y fuera
de Argentina,
colaboró regularmente con numerosas publicaciones
especializadas como Presencia, Verbo (Argentina),
Verbo (España), Universitas,
Premisa, Cabildo,
Mikael , Ethos, Diálogo, Universidad, Les Cahiers du Droit (Francia), Philosophica (Chile). El Dr. Sacheri publica en 1971 la crónica teológica
“La Iglesia Clandestina”, obra de gran profundidad
sobre la subversión en la
Iglesia Católica y la infiltración marxista en su seno,
que alcanzó
en pocos
años (5) cinco ediciones.
En mayo de 1971, el diario “La Nueva Provincia” de Bs. As.
inicia la publicación de una serie de notas sobre el tema “La Iglesia y lo social”, magistral síntesis de la Doctrina
Social de la Iglesia, cuya
recopilación se publicó como “El Orden Natural”, que cuenta también con (5) cinco ediciones y
sobre la que el
Nuncio Apostólico en
Argentina Lino Zanini,
escribiera:
“La Secretaría
de Estado de Su
Santidad, habiendo tomado conocimiento de
dicha publicación, me informa con Oficio nº 214455 del 19 de los corrientes
(julio de 1972), que el
Santo
Padre ha expresado su viva gratitud
por los mencionados artículos. La Secretaría
de Estado, por su parte, dado el
particular interés del tema, expresa su satisfacción por esta feliz iniciativa”.
Señala Héctor
Hernández que
“Sacheri se caracterizó
por ser primero y
como
profesión y deber de estado, un filósofo.
Como tal estudió, meditó y contempló la Verdad, se doctoró, enseñó a nivel de investigación, a nivel universitario y de divulgación. Su especialidad fue la filosofía práctica, esto es, la filosofía de las cosas humanas, del actuar del hombre. Estudió científicamente, como filósofo de profesión, el acto humano. Desarrolló con excelencia
las ‘técnicas de acción apostólica’. Sintió a lo vivo que el amor a
la Verdad se manifiesta viviéndola, y la encarnó como nadie, viviéndola, enseñándola positivamente y combatiendo el error. Combatió el
error
no sólo en sus principios,
sino en sus aplicaciones…
Hombre con
capacidad teorética
como el
que más.
Hombre de pensamiento
como nadie. Y hombre de acción…
¡Qué discípulo de Santo Tomás:
‘Transmitir a otros lo contemplado’! Hasta la muerte. Literalmente.”[Hernández, Héctor, Apuntes para una biografía
de Sacheri, Cuadernos de Espiritualidad y Teología, nº 24, San Luis, 1999, pág.
209 y 181.]
Su testimonio
cristiano inmaculado, como esposo y padre
de familia,
amigo, investigador, docente e impulsor de innumerables
iniciativas de restauración cívico-social
de inspiración
cristiana, lo signó como blanco
predilecto de las fuerzas anticristianas
(…) fue asesinado
inicua y cobardemente (…), en
presencia de su esposa y de sus siete
hijos, el mayor de 14
años y la menor de tan
sólo 2 años de edad. Tenía
41 años.
En ocasión
de prologar El Orden Natural, Monseñor Adolfo Tortolo
caracterizó a Sacheri definiéndolo
como “un
gran pensador
y
un gran
maestro.” Y en efecto, Carlos Alberto Sacheri,
a pesar de la corta edad con que contaba al momento de su
martirio, abordó con altura y profundidad
los diversos
tópicos
de la
filosofía práctica, plasmando un pensamiento
claro y riguroso
de fuerte raigambre tomista, pero al mismo tiempo, expuso sus ideas
de un modo pedagógico y sencillo,
permitiendo que incluso personas ajenas a los tecnicismos de escuela las entiendan. Tal su maestría…
Con todo, Sacheri
no fue un intelectual de gabinete. Además de elaborar
una sólida doctrina política, era consciente de la misión social del estudioso, lo que
lo llevó
a sugerir y en muchos casos encarnar
propuestas tendientes a elaborar una estrategia de recuperación de un orden de convivencia respetuoso
de los derechos de Dios y los derechos del hombre. En particular, era consciente
de la necesidad
de contar con
un núcleo
suficiente de hombres prudentes, que inspirados en los principios
naturales y cristianos de la política
y munidos de una adecuada
versatilidad puedan actuar
convenientemente
en
la
praxis.
Sacheri, “hombre de pensamiento
y de acción, fue el arquetipo
de la
conjunción armónica y exacta de la
teoría con
la praxis.”
Tomado de:
Von Büren, Ricardo. Humanismo tomista y orden político en Carlos Sacheri.